Alergia al pescado

La respuesta Médica

Los alimentos pueden provocar, en determinados casos, reacciones adversas que afectan a la salud del individuo que las padece. Dichas reacciones pueden ser tóxicas, de intolerancia debidas la mayoría de las veces a alteraciones enzimáticas o de causa desconocida (estas reacciones son las más frecuentes) e inmunológicas.

Nos referiremos exclusivamente a las reacciones inmunológicas, empezando por las reacciones alérgicas.

La alergia al pescado puede producirse tanto por pescados blancos como azules y puede haber reacciones cruzadas entre ellos. En el caso de reacción alérgica consecutiva al consumo del pescado, debe descartarse sensibilización a Anisakis simplex.

Desde un punto de vista clínico dichas reacciones pueden cursar con una serie de características que comprenden:

  • Reacciones anafilácticas: reacciones alérgicas generalizadas que revisten una especial gravedad y que deben ser tratadas inmediatamente para evitar situaciones vitales comprometidas.
  • Síntomas cutáneos: los más frecuentes y suelen cursar con crisis de urticaria más o menos generalizada, acompañada a veces por hinchazón (angioedema) que afectan habitualmente a la cara, principalmente párpados, labios y pómulos.

También puede provocar la aparición de dermatitis atópica.

  • Síntomas respiratorios: crisis de asma y/o rinitis o edema de laringe. Aunque poco frecuentes, suelen producirse por la inhalación de productos volátiles desprendidos por los alimentos, por ejemplo, durante la cocción del pescado.
  • Síntomas gastrointestinales: dolor abdominal, náuseas, vómitos y diarreas.
  • Síntomas neurológicos: algunos casos de migraña.

La conducta a seguir frente a un cuadro sospechoso de alergia alimentaria es el siguiente: en primer lugar, debe hacerse un diagnóstico de seguridad que se consigue a través de una historia clínica detallada y dirigida, y la realización de pruebas diagnósticas que incluyen pruebas cutáneas, de laboratorio y de provocación o dietas de exclusión. El tratamiento de base consiste en la evitación del alimento responsable de provocar la respuesta alérgica, teniendo en cuenta además la posibilidad de presentación de reacciones cruzadas con otras sustancias. El tratamiento de los síntomas aparecidos en el curso de una reacción alérgica depende de las características de cada cuadro.