Osteoporosis
Introducción
La osteoporosis se caracteriza por una reducción de la masa ósea responsable de un aumento de la fragilidad de los huesos y, en consecuencia, de fracturas espontáneas.
La mayor incidencia de esta patología se da en mujeres tras la menopausia, en la que se produce pérdida ósea, sobre todo trabecular (del interior del hueso). Entre los 40 y los 50 años, el ciclo sexual femenino se hace irregular hasta que cesa completamente. Este periodo se caracteriza por la carencia de estrógenos (hormonas sexuales femeninas), lo que supone unos cambios fisiológicos importantes, entre ellos la pérdida de masa ósea y la aparición de osteoporosis, que en las mujeres suele empezar inmediatamente después de la menopausia y que aumenta el riesgo de fracturas sobre todo de vértebras y de cuello de fémur. En este sentido, el sexo femenino es un factor de riesgo en el desarrollo de esta patología. Aunque también puede afectar a los dos sexos a una edad más avanzada. produciéndose pérdida ósea tanto cortical (de la parte externa) como trabecular, lo que puede provocar fracturas de fémur, tan comunes en estas personas.
El hueso no es algo inerte que sólo sirva de sostén para el resto de las estructuras del organismo. Desde el nacimiento, los huesos tienen un metabolismo muy activo que no termina con el crecimiento. Una vez finalizado su desarrollo, el hueso está en continua renovación y remodelación.
El crecimiento más rápido de la masa ósea se produce desde el inicio de la pubertad hasta el final de la adolescencia. La mitad del capital óseo se adquiere durante este periodo. A continuación, viene la fase de consolidación que dura aproximadamente hasta los 30 años. Es sobre todo en esta época cuando la prevención, por medio de una alimentación adecuada adquiere mayor relieve. Un aporte correcto de calcio es decisivo para obtener una buena masa ósea. Por tanto, el capital óseo constituido en la adolescencia puede ser un buen factor de prevención de la osteoporosis.
A partir de los 30 años aproximadamente, el cuerpo humano comienza a perder masa ósea a un ritmo de alrededor del 5% cada 10 años, un volumen de pérdida que afecta de manera idéntica a ambos sexos. Sin embargo, en las mujeres a partir de la menopausia, la destrucción ósea llega a ser incluso del 2% durante cada uno de los 5 o 10 años siguientes. Es decir, la pérdida de masa ósea se produce a un ritmo cuatro veces más rápido que antes de la retirada de la menstruación.